Perteneció a la Agrupación Literaria “Café de Artistas” y al Taller de literatura de la Facultad de Ciencias Sociales y Educación de la Universidad Nacional de Piura, que estuvo dirigido por Houdini Guerrero.
Ha publicado en las revistas literarias: “Aula 34” y “Sietevientos”.
CEREMONIA
Y la poesía es entonces,
el amor, la muerte ,
la redención del hombre.
Javier Heraud
I
Escucho el acartonado sonido de la puerta;
entras con tus libros que cojo para cicatrizar nuestra adolescencia
en una madrugada de café / hierbaluisa / menta que calentaron mi interior.
A la mierda con todo;
me preocupo,
esto sí es más serio,
Heraud,
de la herida que asciende a mis manos.
Ya no estás poeta,
recuerdas al viejo alfarero,
sí, el de la calle poética desaparecida.
Hoy somos una sola carne y desgajamos tus versos proféticos.
¿ Por qué te exiliaste con tus pájaros?
Decidiste unirte
a tu río / el mar / a ti mismo.
Otra vez estás
conversando de la revolución en las plazas,
leyendo y
concertando citas con Machado;
y yo en el encementado desierto,
recordando...
II
Buscando algunos versos perdidos he visitado los más encantadores arrabales,
Sólo se me acercó Verástegui, siempre melenudo, cantando a Lezama:
Llevo un sol en los bolsillos
Pero ya no tengo nada en mí...
Me aconseja, mientras caminamos por el mercado, que visite baños / ómnibus /públicos
para encontrar los graffiti / la ciudad ( dedicada hoy a la cacería de moscas.)
Aparecemos comiendo cebiche de caballa en la carretilla de Don Pantaleón y su / Princesa;
La charla contamina mis arterias con carbono existencial,
Las jaurías nos hacen tragar polvo trajinado y esteras tostadas,
Frustrando la aparición del viento marítimo que busca picar su cascarón / acuoso.
Si la vida se ausentara, por un segundo, del escatol sería soportable,
No llegaríamos a mear los monumentos citadinos,
A aumentar la poesía de las paredes abandonadas.
De repente ya estamos en la Plaza de Armas y nos da una cagadera de risa,
La tarde disfraza sus manecillas y el aserrín de las cantinas nos persigue;
Traemos unas llantas llameantes,
La gente les da vasos de gasolina y comienza a bailar sus hambres íntimos.
Allí están los orcos de la justicia / del orden
Nos quieren mazamorrear,
Dejarnos ateridos con dos mendrugos ( ellos tienen tres)
La huida comienza y nos arrojamos a la avenida Grau,
Ingresamos a un café, pero las monedas se escaparon,
Los bolsillos están mas rotos que de costumbre.
Mejora nos vamos por la Loreto mirando letreros taiwaineses en lupanares / repletos.
A esta hora dan ganas de leer a Vallejo,
Me acuerdo que sus libros cayeron prisioneros en una emboscada orca.
- Después me hicieron conocer pulgas / ratas / olor penetrante de orín -
llegamos a una vieja esquina
aparecen los conquistadores españoles,
pasan lustrosos, en sus caballos a fundar este recinto de arena,
condenado al barro y el sol de los siglos.
Es medianoche, nos volvemos más noctámbulos que nunca,
Comienza el descubrimiento de nuestras mochilas trashumantes.
Más tarde tomaremos emoliente amargo,
continuará la guerra sórdida.
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