LUBER IPANAQUE
Escritor, ha publicado HOSTIA SIDERAL (2005), y en las revistas Suicidas Aedos, Plazuela Merino y Sietevientos
El suave discurrir a los abismos
I
Lo que sientes en tu sangre te lleva al mito del barro
I
Lo que sientes en tu sangre te lleva al mito del barro
al vuelo del pájaro.
Lo que sientes en tu sangre como una espada que quema
Lo que sientes en tu sangre como una espada que quema
como una rosa de oro, te lleva
al encanto de un río en tu piel,
al sueño de un colibrí en tu alma
¿Adónde te sumerges?
A la urdimbre de lágrimas construidas por tu madre,
¿Adónde te sumerges?
A la urdimbre de lágrimas construidas por tu madre,
a la orilla del encanto,
a la piedra del día sin sombra.
Donde salía el encanto de sirenas,
Donde salía el encanto de sirenas,
la brujería de un bujeo sobre tu sonrisa de plata.
¡Ah, qué hermosa la selva, qué hermosa!
Entonces oíste hablar a las flores,
¡Ah, qué hermosa la selva, qué hermosa!
Entonces oíste hablar a las flores,
disfrutaste la sonrisa del río, las cascadas.
Tu corazón se transformó en verde canto
Tu corazón se transformó en verde canto
de luisas,
en dulce llanto de ayaymamas solitarias,
fluiste por las piedras,
fluiste sobre los aguajales,
junto al jergón y a la boa en un rincón del cielo.
Y te diste cuenta que eres el viento.
Volabas, sí, volabas en un coro de palomas,
Y te diste cuenta que eres el viento.
Volabas, sí, volabas en un coro de palomas,
en el llanto de un niño indio, en el dolor
de los leñadores.
¡Oh, qué solo, qué solo te sentías!
La soledad era lo que sentías en tu sangre,
¡Oh, qué solo, qué solo te sentías!
La soledad era lo que sentías en tu sangre,
el simple descender a los abismos
el simple reptar de las serpientes en tus venas.
Lo que sientes en tu sangre es el venado herido,
es el lomo de un asno.
Entonces eres el llanto y fluyes sobre las playas,
Entonces eres el llanto y fluyes sobre las playas,
emerges del olvido.
Fluyes en ese canto de cristal, en los grillos,
Fluyes en ese canto de cristal, en los grillos,
en el rugir del otorongo.
Naces en el resplandor de una flor, en el vuelo
Naces en el resplandor de una flor, en el vuelo
de una gaviota.
Dibujas estrellas con tus manos de nube, desciendes
Dibujas estrellas con tus manos de nube, desciendes
vertiginosamente en la selva.
Estrellas tu corazón contra las piedras, ¡Qué dolor,
Estrellas tu corazón contra las piedras, ¡Qué dolor,